¿Por qué no me está yendo bien con mi reemplazo total de rodilla y cuándo debería considerar una cirugía de revisión?
He escrito muchos artículos en mi blog detallando los problemas que pueden desarrollarse después de una cirugía de reemplazo total de cadera o rodilla, cómo diagnosticarlos y cómo tratarlos. Muchos de estos artículos han sido ampliamente leídos y compartidos. La gran mayoría de consultas dirigidas a mi página web son preguntas sobre problemas que surgen después de un reemplazo total de rodilla. Algunas preguntas comunes incluyen: ¿Debería seguir doliéndome la rodilla uno o dos años después del reemplazo? ¿Cuáles son los síntomas de un reemplazo de rodilla del tamaño incorrecto? ¿Debería aun dolerme la rodilla, o sentir rigidez o hinchazón, un año después de la cirugía? Y muchas preguntas más de este tema.
La gran mayoría de personas que se someten a un reemplazo de rodilla están satisfechas con sus resultados. Para aquellas personas que están felices después de su reemplazo total de rodilla, invariablemente ciertas condiciones quirúrgicas críticas se crearon con éxito durante la cirugía. Desafortunadamente, cuando estas condiciones críticas no se cumplen, el resultado suele ser menos que deseable, y los pacientes pueden sentir dolor e inestabilidad. Se estima que el 20% de las personas que se someten a una cirugía de reemplazo de rodilla no están satisfechas con su resultado. Creo que esta es una cifra alarmante, especialmente considerando que más de 800,000 estadounidenses se someten a una cirugía de reemplazo de rodilla cada año, y ese número sigue creciendo año tras año.
En mi práctica, frecuentemente atiendo a pacientes que buscan una “segunda opinión” porque no están satisfechos después de su reemplazo total de rodilla y buscan respuestas. La mayoría presenta una incisión bien cicatrizada. Su pierna usualmente se ve recta o bien alineada, su rodilla tiene un rango de movimiento satisfactorio y las radiografías muestran un implante de buena calidad que parece alineado y estable. Invariablemente, ya han visitado a muchos otros cirujanos ortopédicos para segundas opiniones sin obtener respuestas. Yo caracterizo sus rodillas como que “se ven bien, pero se sienten mal.” Tristemente, esto ocurre con demasiada frecuencia.
Descubriendo qué está mal: A menos que se pueda determinar la etiología de por qué la rodilla no funciona de manera óptima y por qué no están contentos los pacientes, no se puede dirigir el tratamiento a solucionarlo. La clave es entender qué salió mal. A muchos pacientes se les puede ayudar mucho cuando se corrige lo que está mal.
¿Cuáles son las condiciones críticas para un reemplazo total de rodilla exitoso?
- Realinear óptimamente la rodilla corrigiendo, pero sin sobrecorregir, cualquier deformidad angular que pueda haberse desarrollado. Si alguien siempre ha tenido algún grado de arqueamiento en las piernas o deformidad en valgo, sus tejidos blandos se desarrollaron para sostener su rodilla en esa posición. Es posible que enderezar quirúrgicamente la pierna más allá de este punto no produzca el mejor resultado.
- Equilibrar de forma óptima el manguito ligamentoso de tejido blando que sostiene y guía nuestra rodilla a medida que se mueve. Nuestra rodilla es mucho más que una “articulación de bisagra grande” que solo se flexiona y extiende. Cuando nuestra rodilla se flexiona, también gira alrededor del compartimento interno (medial), de modo que la tibia o el hueso de la parte inferior de la pierna gira internamente y la parte posterior del fémur (cóndilo femoral posterior) se desprende parcialmente del exterior (meseta tibial lateral) de la tibia superior. Al extender nuestra rodilla, ocurre lo contrario. La tibia rota externamente, pivotando en el compartimento medial, y el fémur nuevamente se mueve sobre la tibia lateral. Imagínese la complejidad de este sistema de tejidos blandos que guía cada movimiento de flexión o extensión que realizamos.
El objetivo de un reemplazo total de rodilla es recubrir las superficies desgastadas del fémur y la tibia, y reequilibrar los ligamentos, para que la rodilla vuelva a moverse como antes de desarrollar artritis. Cuanto más se acerque la cirugía total de rodilla a recrear este movimiento normal con cargas fisiológicas normales o tensiones en los ligamentos, mejor será el resultado. Como cirujanos, nos encanta cuando nuestros pacientes nos dicen que “olvidan que tienen una prótesis.”
- Cuando esta manga de tejido blando no está equilibrada (parte de la manga está demasiado apretada, o demasiado floja o deficiente), los pacientes se quejan de que su rodilla no se siente cómoda, o que la siente inestable, especialmente al bajar escaleras o en superficies irregulares, o se siente débil, o que sienten una incomodidad similar a una banda, “como si estuviera torcida”. Algunas personas se quejan diciendo que sienten su rodilla tensa y no se puede extender o flexionar por completo. Otras personas solo sienten molestias con la actividad, mientras que algunas se quejan de dolor constante. Todos estos síntomas son pistas sobre lo que está causando el problema y, con suerte, son una hoja de ruta para abordarlo y solucionarlo. Otra condición crítica que debe cumplirse es que los componentes implantados deben estar firmemente fijados al esqueleto óseo, es decir, no estar sueltos. Durante la actividad física, un componente suelto puede moverse contra el hueso en el que está posicionado, causando dolor. Se pueden conseguir componentes estables utilizando cemento óseo o haciendo que el hueso crezca hacia la parte inferior de los componentes. Ambos métodos pueden funcionar bien. Un método u otro puede ser más apropiado para cada individuo.
- Los componentes de rodilla implantados también deben tener el tamaño adecuado para recrear la relación natural y las distancias entre el fémur, la tibia y la rótula en todo el rango de movimiento. Los componentes demasiado pequeños provocar laxitud e inestabilidad del manguito de tejido blando. Los componentes que son demasiado grandes pueden provocar una disminución del rango de movimiento con rigidez. Estos pacientes a veces se quejan diciendo que sienten la rodilla “sobrecargada”. Los componentes de la rodilla también deben estar posicionados de forma óptima sobre el hueso. Los componentes que sobresalen de los contornos óseos naturales pueden irritar el tejido y causar dolor.
- Los componentes deben estar posicionados de manera óptima o ser “congruentes” entre sí. Cuando no lo están, algunos pacientes se quejan de que su rodilla se siente “torcida” o “apretada.” La falta de congruencia puede provocar un seguimiento menos que óptimo de la rótula, un equilibrio deficiente de la manga de tejido blando y un mayor desgaste.
- La rodilla no debe estar infectada. Las infecciones no siempre son evidentes. Rara vez los pacientes presentan fiebre o escalofríos. Muchas veces la incisión no se ve enrojecida ni se siente caliente. Rara vez hay drenaje de la rodilla. Siempre pregunto si hubo algún problema con la curación de la incisión después de la cirugía o si les dieron un tratamiento con antibióticos para tratar el enrojecimiento después de la cirugía. Si hay una infección, los pacientes a menudo tienen algún nivel de dolor constante (la infección siempre está activa) versus dolor solo con la actividad o con ciertas posiciones, lo que sugiere una etiología mecánica en lugar de infecciosa. Es fundamental considerar y descartar una infección, incluso si no hay signos obvios. Si se pasa por alto, cualquier corrección quirúrgica fracasará.
- Expectativas realistas. Las expectativas después del reemplazo de rodilla deben ser razonables. Por desgracia, muchas veces no lo son. Tener una rodilla que no se inflame ni duela después de realizar actividad física es razonable. Poder caminar sin dolor y disfrutar incluso de actividades vigorosas como tenis, pickleball, golf, senderismo, natación, ciclismo, baile, y otras también es razonable. Probablemente no sea razonable pensar en correr maratones o jugar fútbol en un club, aunque algunos pacientes lo hacen, a pesar de mis recomendaciones. Entrar en una cirugía con expectativas “razonables” comienza con una conversación entre usted y su cirujano.
¿Y ahora qué hace?
Si le han reemplazado la rodilla y no se siente bien, es fundamental que averigüe qué anda mal. Le animo a que vuelva a su cirujano y le comparta sus preocupaciones. Con suerte, él o ella podrá ayudarle a explorar lo que está mal. Esto probablemente incluirá una historia clínica detallada, un examen de su rodilla y la toma de nuevas radiografías, así como también estudios de imágenes especiales, como una tomografía computarizada (CT) o una resonancia magnética (MRI). La evaluación debe incluir análisis de sangre para buscar marcadores inflamatorios para descartar una infección. También puede estar indicado extraer líquido de la rodilla para su análisis, especialmente si los marcadores inflamatorios están elevados.